
El otro día, escuché a mi humano conversar sobre algo muy importante para mi salud. Al comienzo fue miedoso pero gradualmente comencé a entender que tenía beneficios para mi salud. Él hablaba sobre la castración.
Comentaba él que tenía dudas sobre este procedimiento y los impactos que tiene, pero como siempre lo ha hecho, se programó para iniciar una investigación con veterinarios y revistas especializadas. Al día siguiente de esa conversación, salimos para el veterinario porque era día de baño y como de costumbre, me subió a la parte trasera del vehículo y me aseguró con la correa a la silla. Yo iba emocionado porque siempre me da galletas después del baño.
Llegamos y extrañamente, el lugar estaba desocupado. No habían muchos pacientes porque regularmente, tengo que esperar por un buen rato mi turno. El veterinario nos saludo como de costumbre y claro, por la confianza que le tengo, le batí la cola. Mientras caminábamos hacia el salón de baño, mi humano comenzó a preguntarle sobre la castración. Si era relevante y las consecuencias. El veterinario comenzó aclarando que no se debe confundir la castración con la esterilización porque en la primera se suprimen los ovarios o los testículos, mientras que segunda, se bloquea el conducto deferente o las trompas.
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También, le explicó que era muy importante por que prevenía varias enfermedades entre las que se encontraba el cáncer de testículos y de próstata entre los machos, y para la hembras, el cáncer de mama mientras se realice de en etapa temprana. Y otras posibles consecuencias como desaparece el celo, lo que puede llevar a una mayor quietud porque no sienten la necesidad de buscar apareamiento. Que los machos no se peleen con otros o con las las hembras en celo. Mi humano preguntó por consecuencias negativas a lo que le respondió que los riesgos de una cirugía como sangrado y otros como cambios hormonales y puede haber una tendencia hacia la obesidad. Claro, sobre esta última, recomendó el ejercicio.
Otro día, que salimos al parque para dar mi vuelta de rutina, comenzó a leerme un artículo donde confirmaban lo indicado por el veterinario y encontró que en hembras, especialmente, razas grandes como gran danés o terranova pueden desarrollar incontinencia y tumores. Algo le llamó al atención en el artículo sobre el control poblacional de la especie, debido a que muchos cachorros no logran ser dados en adopción y podrían llegar a refugios o a la calle. Ese fue el mayor motivo por el cual tomó la decisión y me preparó para la castración.